Hace unas semanas se producía una curiosa situación: una beca doctoral en la Universitat
Jaume I (UJI) quedaba vacía porque ninguno de los candidatos residía en la Comunitat Valenciana.
La beca que se ofertaba estaba englobada dentro del programa Prometeo para grupos de excelencia investigadora dentro de la Comunidad Valenciana. Este es un programa que (a veces) da la posibilidad de ofertar una beca de investigación para contratar a personal pre doctoral, es decir, gente que va a realizar la tesis con el grupo de investigación que la oferta. Lo requisitos que debe cumplir la persona interesada en la misma son muy variados, como por ejemplo una nota media mayor de 7.5. Sin embargo uno de ellos es la necesidad de residir en la Comunidad:
Todas las personas son aceptadas, independientemente de su origen, pero deben acreditar que residen en la Comunidad en el momento de solicitar la ayuda. Esta condición, que en la teoría tampoco parece muy restrictiva, es, en la práctica, una forma muy eficaz de hacer que la ayuda solo vaya destinada a personas de la Comunidad. Y entonces es cuando se producen situaciones como la que nos ocupa. A esta convocatoria de la UJI se presentaron cinco candidatos, ninguno de ellos de la Comunidad. Se da la curiosa circunstancia además de que uno de ellos era de Murcia, región limítrofe con esta, y había sido primero de su promoción, tenía años de experiencia en investigación en el campo requerido y venía recomendado por varios profesores. Sin embargo, y pese al empadronamiento urgente que se intentó a última hora para este chico, la beca quedó vacía. La Comunidad Valenciana manda un mensaje muy claro: preferimos que no se investigue, a que investigue alguien “de fuera”.
Discriminar en la práctica, como se hace en esta convocatoria, en función del territorio de procedencia es algo que resulta perjudicial para la región que lo aplica y es, en pleno siglo XXI, algo que va claramente en contra del transcurrir actual de los tiempos. Pero es aún más vergonzoso que se lleve a cabo en campos como la investigación científica, que es precisamente uno de los campos que encabeza la cooperación internacional. Además, se pierden valiosas oportunidades para incorporar talentos a las plantillas de investigación de la Comunidad Valenciana. Cuando se habla de fuga de cerebros en España, también hay que tener en cuenta que hay gente, regiones, países, que los recibe sin mirar su procedencia. A modo de ejemplo solo hay que darse una vuelta por las plantillas de investigación de una de las mejores Universidades del mundo, el MIT (Massachuset Institute for Technology) de EEUU, www.mit.edu.
Capítulo aparte merecerían los méritos por el conocimiento de la lengua propia de la región, que en algunas convocatorias tienen un peso del 10% en la decisión final. La ciencia ni tiene fronteras ni habla un solo idioma.